El virtuoso compositor Ludwig van Beethoven es uno de los músicos más célebres de la historia. Casi dos siglos después de su muerte, sus composiciones siguen siendo de las más interpretadas. Sin embargo, un estudio sobre su ADN indica que quizá no haya nacido con algunas de sus habilidades, como podríamos suponer. Cuando sus genes se compararon con los de 14.500 personas que habían demostrado habilidad para mantener el ritmo (solo un aspecto del talento musical), su clasificación fue sorprendentemente baja.

Beethoven también tuvo amplias oportunidades y exposición a la música, lo que desarrolló su aptitud. Pero ni el talento ni la oportunidad explican por completo el papel de Dios al dotarnos de las habilidades que poseemos. Nuestro creador equipó a dos hombres, Bezaleel y Aholiab, con habilidades específicas para usar al construir el tabernáculo: llenó a Bezaleel de «inteligencia y capacidad creativa para hacer trabajos artísticos», designó a Aholiab «como su ayudante» y dio «habilidad a todos los artesanos para que hagan todo lo que [mandó] hacer» (Éxodo 31:3-6 NVI).

Nuestras habilidades tal vez nunca se registren en los anales de la historia, pero Dios nos ha equipado con habilidades, aptitudes y experiencias para servirle fielmente con su poder y para su gloria.

De:  Kirsten Holmberg

Reflexiona y ora

¿Qué talentos y habilidades te ha dado Dios? ¿Cómo podrías servir al Señor con ellos?
Padre, usa mis habilidades para tu gloria.