El cuadro estuvo colgado en la pared de una casa durante años, inadvertido y olvidado, hasta que un día se cayó. Cuando lo llevaron a un restaurador de arte para repararlo, este descubrió que era una obra maestra perdida de Rembrandt, titulada La adoración de los magos. Se creía que solo quedaban copias de la obra, pero allí estaba el original. De repente, el valor de la pintura se disparó hasta alcanzar cientos de millones de dólares.

La Biblia pinta otro cuadro de precio inestimable y valor olvidado. El profeta Isaías, inspirado por el Espíritu Santo, le dijo al pueblo de Dios que, aunque sería llevado a una tierra extraña donde sufriría y sería devaluado, Él seguiría estando con él: «No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú» (Isaías 43:1). «Cuando [pasara] por las aguas [y] por el fuego» (v. 2), Él continuaría siendo fiel. Apuntando al reino venidero de Cristo, Dios prometió que, un día, restauraría a «todos los llamados de [su] nombre» (v. 7) y los llevaría de regreso a Él.

Dios reunirá a todos los que son suyos porque, a sus ojos, son de gran estima y honorables (v. 4): ¡cada uno un original! Nuestro creador nos valora por su infinita bondad y misericordia. El mundo puede pasarnos por alto, pero Él nunca lo hará.

De:  James Banks

Reflexiona y ora

¿Cómo la bondad de Dios en Cristo te muestra que eres precioso para Él? ¿Cuánto vale Él para ti?
Dios salvador, cuán asombroso es tu amor que te entregaste por mí.