«¿Qué música más dulce podemos traer / que un villancico para cantar/ el nacimiento de nuestro Rey celestial?» (trad. lit.). La letra de este poema del siglo xvii, de Robert Herrick, fue reinterpretada por el compositor coral contemporáneo John Rutter, convirtiéndose en un favorito de la temporada de Adviento. Su suave melodía describe una larga y fría espera que se disipa con la sensación primaveral de la llegada de Jesús. Los cantantes le ofrecen un villancico navideño, mientras se invita a los oyentes a ofrecer sus corazones.

El arreglo de Rutter se solicitó para acompañar una lectura sobre los sabios que le llevaron oro, incienso y mirra. Estos sabios misteriosos viajaron desde muy lejos para conocer al niño Jesús, con el propósito expreso de adorarlo (Mateo 2:1-2). Cuando finalmente lo encontraron, «se regocijaron», se inclinaron para reverenciarlo, y «abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes» (vv. 10-11). En un sueño, se les advirtió que partieran sin informarle al malvado rey Herodes (v. 12).

La época de Navidad no debe enfocarse en regalos materiales, pero sin duda incluye dar y recibir presentes. Dios dio a su Hijo para salvar a un mundo roto, y es un día maravilloso para darle nuestro corazón. Cantemos villancicos de paz y gozo recordando su venida hace años en Belén.

De:  Karen Pimpo

Reflexiona y ora

¿Cuáles son algunos de los mejores regalos en Navidad? ¿Qué podría resultarte difícil entregarle a Dios?
Jesús, te doy todo lo que soy y tengo.