Cada otoño, plantas como la ambrosía irritan los senos nasales de mi hijo. Una noche, sus síntomas se agravaron tanto que pensé que debía ir al médico. Nuestra familia acababa de recuperarse de meses de graves problemas de salud, y yo estaba tan desanimada que ni siquiera quería orar. Mi marido, sin embargo, encontró esperanza en todo lo que Dios ya nos había ayudado a superar. Oró pidiendo orientación. Poco después, con la ayuda de la medicina, nuestro hijo mejoró.
Aunque algunos de sus compañeros estaban desanimados, Caleb y Josué también mostraron esperanza y optimismo después de explorar la tierra de Canaán (Números 14:6-9). Dios había prometido la zona a Israel, y Caleb dijo: «Tomemos posesión de [la tierra]; porque más podremos nosotros que ellos» (13:30). Los demás pensaban que era imposible (vv. 28, 31-33).
Había serios desafíos, pero la fe de Caleb descansaba en la fidelidad de Dios a su pueblo. El pueblo de Dios conquistó finalmente Canaán, y Caleb recibió su parte porque lo había seguido «con fidelidad» (Josué 14:9 rvc).
Muchas situaciones no parecen esperanzadoras, pero para los que conocen a Dios y creen en su fidelidad, siempre hay un motivo de esperanza.
De: Jennifer Benson Schuldt