En abril de 1817, encontraron a una joven desorientada vagando por Gloucestershire, Inglaterra, vistiendo ropa exótica y hablando un idioma desconocido. Suponiendo que era una vagabunda, las autoridades la encarcelaron. Sin embargo, ella los convenció de que era la princesa Caraboo de la isla de Javasu. Durante diez semanas, la comunidad la trató como realeza, hasta que un guardia de un internado reveló que era en realidad una sirvienta llamada Mary Willcocks.

Quizá nos preguntemos cómo esa joven engañó a toda una comunidad durante casi tres meses. Pero el libro de 2 Juan nos advierte que el engaño no es nada nuevo, al decir: «muchos engañadores han salido por el mundo» (1:7). Estas personas niegan que Jesucristo vino «en carne» (v. 7), o van más allá de lo que Jesús enseñó (v. 9) y declaran que la Biblia es inadecuada para nosotros hoy. Pero estos engañadores pueden hacer que no recibamos «galardón completo» (v. 8), e incluso engañarnos para que los ayudemos en su obra (v. 11).

A nadie le gusta que lo engañen. Aquellas personas en Gloucestershire apenas perdieron algo de ropa y comida, pero la Biblia dice que las consecuencias del pecado y el engaño siguen amenazándonos. Dios nos ayudará a evitar el engaño si estudiamos las Escrituras y obedecemos sus mandatos (v. 6).

De: Brent Hackett