Salmo 126

A las personas les encantan las historias inspiradoras. Las biografías de quienes han tocado fondo pero salen adelante, suelen encabezar las listas de libros más vendidos. Por ello, algunos creyentes piensan que ser una persona común y corriente hace que su testimonio sea poco emocionante y, por lo tanto, menos valioso. Nada podría estar más lejos de la realidad.

Nuestro testimonio es una manera de expresar lo que Dios ha hecho y hace en nuestra vida. Por muy comunes que puedan sonar nuestras palabras en comparación con las de otra persona, el Señor se encargará de que impacten a quienes las necesiten.

Por ejemplo, imagínese esto: una niña de 6 años recibe a Cristo. Cuando tenga 18 años, podrá contar a sus amigos la grandeza de Dios. Podrá explicar que Él le hizo claro el evangelio cuando era niña y, sin embargo, le revela algo nuevo cada día. Cuando tenga 80 años, podrá hablar a otros de toda una vida con Cristo. Su testimonio puede que no sea “emocionante”, pero no necesita serlo. Será oro espiritual.

No importa cuál sea su historia, Dios puede usarla y la usará. No tiene idea de cuán lejos puede llegar su testimonio. Dios dice que sus palabras no volverán a Él vacías (Is 55.11). Y la historia de la gracia salvadora del Señor Jesús siempre es inspiradora.

BIBLIA EN UN AÑO: NEHEMÍAS 8-10