¿Alguna vez ha dudado de su seguridad eterna? Examinar lo que sucedió cuando confió en el Señor Jesús como Salvador le dará la certeza de cuán seguro está en Él.

Antes de la salvación, todos teníamos un problema espiritual: nacimos con una naturaleza pecaminosa y estábamos muertos espiritualmente (Ef 2.1). Ninguna obra o arrepentimiento podía cambiar esa realidad. Por eso, Dios proveyó la solución a través de su Hijo Jesucristo (He 9.11-14).

El día en que confiamos en Cristo, fuimos trasladados de muerte a vida (Jn 5.24). Recibimos una nueva naturaleza, una que desea agradar a Dios, y fuimos adoptados en su familia (2 Co 5.17Ef 1.5). Su regalo de salvación nos dio vida espiritual y un futuro eterno bendito con Dios en el cielo. Nuestro nuevo estatus como hijos de Dios es permanente porque se basa en lo que hizo el Señor Jesús.

Aunque nuestro comportamiento no siempre refleja nuestra nueva naturaleza, los errores que cometemos no ponen en riesgo nuestra salvación. Recuerde que no son nuestras acciones sino la obra de Cristo en la cruz lo que lo cambió todo. Y nada puede deshacer un nuevo nacimiento espiritual que se produjo por la fe en Él (Jn 6.37).

BIBLIA EN UN AÑO: APOCALIPSIS 5-8