Mientras abría las instrucciones para ensamblar la estantería, con montones de tablas y herramientas esparcidas por el suelo, vi unos diagramas explicativos sobre qué hacer y qué no hacer. Uno, marcado con una gran «X» en la parte superior, mostraba a una persona mirando desconcertada una pila de tablas y herramientas, parecida a mí unos minutos antes. A la derecha, aparecía la forma «correcta» de ensamblarla. ¿La única diferencia? Había una segunda persona. Ahora ambas figuras sonreían mientras trabajaban juntas.

Entonces, llamé a mi esposo. Le mostré el dibujo y dije: «Las instrucciones dicen que necesito tu ayuda». Se rio, y la ensamblamos juntos. Podría haberme empeñado en encontrar cómo hacerlo por mi cuenta, pero el manual tenía razón: el proceso no estaba pensado para hacerlo uno solo.

En Romanos 12, Pablo insta a los creyentes nuevos a no tratar de vivir la vida cristiana a solas. En lugar de considerarse autosuficientes y tener «más alto concepto de sí que el que [deben] tener», necesitan ver que son parte de un cuerpo interdependiente, donde cada miembro necesita la ayuda de los otros (vv. 4-8).

Al aprender a «[amarnos] los unos a los otros» (v. 10), viviremos en armonía, no llevando nunca solos ni las alegrías ni las tristezas (vv. 13, 15).

De:  Monica La Rose

Reflexiona y ora

¿Por qué crees que somos tentados a hacer las cosas solos en la vida? ¿Qué te ayuda a depender de los demás?
Dios, guíame por tu Espíritu para saber cómo vivir en unidad.