Salmo 119.71-76

El salmista se regocijó en la aflicción porque las pruebas aumentaron su conocimiento de Dios. Su corazón y su espíritu también fueron enriquecidos. Para él, las lecciones resultantes sobre la constancia, la gracia y la justicia del Señor eran más valiosas que un saco lleno de oro y plata.

La aflicción impacta profundamente la fe del creyente. La búsqueda de David del Señor durante su huida de Saúl fortaleció su fe. Los años entre su victoria sobre Goliat y su ascenso al trono lo moldearon como un líder sabio, guerrero hábil y siervo humilde de Dios.

Los salmos muestran que las luchas de David le enseñaron dependencia, perseverancia y otros valores espirituales. El Señor le brindó consuelo, incluso al probar su fe (Sal 86.17). Por medio de la aflicción, Dios nos moldea para que podamos ser personas que consuelan a otros (2 Co 1.4). El mensaje que compartimos con ellos es este: Dios es suficiente. Él es suficiente para satisfacer nuestras necesidades cuando el pozo es profundo, el obstáculo considerable y el sufrimiento prolongado.

Segunda a los Corintios 2.14 nos dice que los creyentes somos olor fragante en la tierra. Llevamos alegría a los desanimados, alivio a los que sufren y el mensaje del amor de Cristo a todos.

BIBLIA EN UN AÑO: JOB 17-21