Cuando hablamos de servir en la iglesia con dones y talentos, ¿qué nos viene a la mente? ¿Un cantante del coro? ¿Un maestro de escuela dominical? La verdad es que hay muchas maneras.
La Iglesia no es un establecimiento “solo para los domingos”. No es un lugar y un tiempo; es un cuerpo de creyentes, cada uno dotado por Dios para guiar, ayudar y apoyar. De hecho, el servicio al Señor no tiene que tener lugar dentro de la iglesia solamente. También puede hacerse en el mundo (Mt 5.16).
La mayoría de los creyentes no están en posición de influenciar a grandes multitudes. Cuando actuamos o hablamos, solo aquellos más cercanos a nosotros se dan cuenta, pero una reacción en cadena se extiende para impactar a otros. La metáfora de Pablo de las partes del cuerpo que trabajan juntas es una descripción útil de cómo una pequeña acción puede tener un impacto generalizado (1 Co 12.15-21). Considere cómo su dedo gordo mantiene su pie estable, estabilizando así todo el cuerpo. De la misma manera, una reprensión amable, un oído atento o una acción amorosa benefician a la Iglesia.
Estamos en esta Tierra para servir al reino de Dios y a su Iglesia. Esta semana, busque una necesidad que Dios pueda satisfacer por medio de usted.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 CRÓNICAS 13-15