Éxodo 3.10-4.17

Ayer vimos cómo Dios usó a Moisés para llevar a cabo sus planes, y cómo al final la misión se convirtió en una de las victorias más grandes de la Biblia. Pero no comenzó así.

Al ser llamado, Moisés respondió con varias excusas que muchos creyentes también enfrentan: baja autoestima (Ex 3.11, 12), desconocimiento acerca de Dios (Ex 3.13-21), dudas sobre sus capacidades (Ex 4.1-9) y sentimientos de insuficiencia (Ex 4.10, 11). Temiendo fracasar, llegó a decir que Dios se había equivocado de persona, pero Dios le respondió con seguridad y le prometió que estaría con él.

El tema de las respuestas de Dios es clave para todo creyente, como aprendió Moisés: al ser llamados a servir, no importan nuestra fuerza, habilidad o sabiduría. Es el Señor quien obra a través de nosotros. No busca a los más calificados, sino a quienes están dispuestos a rendirse a Él.

Las excusas para la desobediencia no han cambiado mucho desde que Moisés se encontró con la zarza ardiente. Cuando se sienta tentado a responder con un “pero…”, recuerde que no tiene que estar calificado o preparado. Dios vio a Moisés tal como era y lo preparó. Él hará lo mismo con usted.

BIBLIA EN UN AÑO: MATEO 25-26