Morse era hijo de un pastor protestante, y pintor itinerante de paisajes, sin un buen pasar. Pero Dios dirigió su vida en otra dirección. Morse también se interesaba por la ciencia. Aprendió sobre electroimanes y concibió una idea que cambiaría el mundo. En 1832, Samuel F. B. Morse ideó un telégrafo eléctrico y, más tarde, fabricó el primer telégrafo operativo.
Probablemente, el relato bíblico más dramático de «cambio de carrera» fue el de Saulo, que respiraba amenazas contra los creyentes en Cristo (Hechos 9:1). Jesús se le apareció en una gran luz (v. 3) y le indicó un cambio de rumbo (v. 6). Saulo dio un giro de 180 grados y asumió una nueva identidad en Cristo como apóstol que acabaría difundiendo el evangelio por todas partes.
A veces, lo que creemos que es nuestro futuro en realidad no lo es. Dios nos lleva en otra dirección. Tal vez necesita llamarnos a salir de nuestro pecado. O quizá sea un cambio de ministerio o de vocación. Cuando Dios redirige nuestras vidas, lo mejor es dejar lo que estamos haciendo y seguir las nuevas órdenes. Y a medida que nuestro nuevo camino se abre ante nosotros, podríamos hacernos eco de la alegría del primer mensaje de puntos y rayas del telégrafo de Morse: «¡Lo que ha hecho Dios!».