Probablemente el mayor obstáculo para entender el propósito de Dios en el quebrantamiento es que muchos piensan que el cristianismo es solo una serie de actividades. Oramos, leemos la Biblia, vamos a la iglesia, adoramos, diezmamos y hacemos y hacemos, asumiendo que eso es toda la vida cristiana.
Pero el cristianismo auténtico se trata de transformarse más que de hacer. La vida de fe que Dios diseñó implica recibir a Cristo en el corazón y dejar que nos transforme para parecernos cada vez más a Él (1 Jn 2.6).
Esta comprensión cambiará nuestra perspectiva sobre las penas que debemos soportar. Es que, cuando reconocemos que la vida cristiana se trata del trabajo persistente de “re-creación” de Cristo en nosotros, entonces el papel del quebrantamiento tiene más sentido. Es el proceso que Dios usa para quitar los obstáculos en nuestro crecimiento espiritual.
Dios no quiere ser Señor de la mayor parte de nuestra vida; Él quiere ser Señor de toda nuestra vida. Por esa razón, quita todo aquello en lo que “confiamos” para que podamos vivir, momento a momento, día a día, en total dependencia de Él. ¿Abrirá usted hoy su corazón, pidiéndole a Dios que le revele cualquier cosa que necesita entregarle?
BIBLIA EN UN AÑO: MATEO 11-12



