Salmo 37.1-8

El Señor promete concedernos los deseos de nuestro corazón, pero muchos citan este versículo fuera de contexto, olvidando que nuestra actitud interior juega un papel crucial. ¿Cuál es su responsabilidad al apropiarse de las promesas de Dios?

Deléitese en el Señor (Sal 37.4). Los cristianos estamos llamados a regocijarnos en Dios y desear andar en obediencia. El Señor debe tener el primer lugar en nuestra vida.

Encomiende su camino al Señor (Sal 37.5). Permita que Dios transforme cualquier deseo en usted que esté fuera de su voluntad.

Confíe en Él (Sal 37.5). Dios es misericordioso, omnisciente, bondadoso y generoso. Puede confiarle sus esperanzas y sueños.

Descanse en Él (Sal 37.7). Descansar en el Señor significa confiar en que Él responderá las oraciones en su tiempo o transformará nuestras aspiraciones para que se ajusten a su voluntad.

Espere en el Señor (Sal 37.7). El Señor Jesucristo esperó tres décadas antes de comenzar su breve ministerio en la Tierra. Según su ejemplo, esperar es uno de los principios clave de la vida cristiana.

¿Sus deseos se alinean con el propósito y plan de Dios? Él anhela darnos bendiciones abundantes y plenitud de gozo. Así que, permita que sus sueños se conformen a la voluntad del Señor y siga su guía fielmente.

BIBLIA EN UN AÑO: LUCAS 4-5