«¿A quién puedes llamar a medianoche cuando todo anda mal?». Esta pregunta me sacudió cuando la oí por primera vez. ¿Cuántas de mis amistades eran suficientemente fuertes para importunarlas cuando las necesitara? No estaba seguro.

Las Escrituras hablan mucho de las amistades, y describen a un amigo como alguien que guarda los secretos (Proverbios 11:13; 16:28), aconseja (27:9) y respeta los límites (25:17). Pero quizá nadie defina la amistad más intensamente que Jesús. Mientras que, para los anunciantes, somos compradores, y para los empleadores, personal, para Él, el Señor de todo, somos «amigos» (Juan 15:15). Su amistad se basa en el amor de Dios compartido y el sacrificio personal (vv. 13, 15); algo que ejemplificó y nos llamó a imitar (v. 12).

Un par de años después de oír esa pregunta, mi esposa y yo sufrimos una pérdida enorme. Darren, uno de los pocos que sabía lo ocurrido, viajó dos horas para verme, escuchar mi enojo y dolor, y orar por mí. Darren es un hombre ocupado que tiene muchas cosas para hacer cada día. Pero siguió el ejemplo de Jesús de una amistad sacrificial. Realmente tenía a alguien para mi momento de necesidad.

La pregunta es si otros tienen en mí «un amigo a medianoche». Hay pocas maneras mejores de hacer amigos que ser uno.

De: Sheridan Voysey

Reflexiona y ora

¿A quién puedes llamar a medianoche cuando todo ha salido mal? ¿Por qué es importante estar disponibles para otros cuando tienen necesidades?
Jesús, ayúdame a brindar a otros la clase de amor que demostraste.