Una de sus enseñanzas fue hacer todo como para el Señor (Col 3.23). Pablo quería que los cristianos entendieran que la obra del reino no es solo para misioneros y pastores, sino que Dios llama a todos los creyentes a diversos campos y tareas.
El apóstol también sabía que la vida cristiana incluye luchas y era sincero al reconocer sus propias limitaciones (Ro 7.5-25). Para aprovechar al máximo su tiempo, debía perseverar, aferrarse a las promesas de Dios y depender del poder divino. Al final de su vida, Pablo pudo decir con confianza: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” (2 Ti 4.7).
La vida es un regalo. Cada uno de nosotros tiene un número determinado de días en este mundo. ¿Cómo utilizará usted su tiempo para que, al mirar atrás, pueda decir con confianza, como Pablo, que terminó bien?
BIBLIA EN UN AÑO: APOCALIPSIS 18-22



