Una manada de hienas rodeó a una leona solitaria. Cuando las bestias chillonas atacaron, la leona se defendió desesperada, pero finalmente cayó. Mientras la manada la rodeaba, otras cuatro leonas acudieron a ayudar. Aunque superadas en número, lucharon contra las hienas hasta que las dispersaron.

Los creyentes en Jesús también necesitan desesperadamente la ayuda de los demás. La ayuda más poderosa que podemos ofrecer es la oración. El apóstol Pablo escribió en una carta a la iglesia de Roma: «os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios» (Romanos 15:30). Pablo les pidió que oraran para que fuera «librado de los rebeldes que están en Judea» y para que los «santos de Jerusalén» lo recibieran a él y sus dones (v. 31). Reconoció las recompensas de formar parte de su comunidad (v. 32). También los acompañó en oración y terminó su carta con una bendición: «el Dios de paz sea con todos vosotros» (v. 33).

Al vivir para Jesús, nos enfrentaremos a adversarios en los ámbitos físico y espiritual. Sin embargo, Dios promete estar con nosotros y luchar a nuestro favor mientras permanezcamos unidos… siempre dispuestos a orar.

De:  Xochitl Dixon

Reflexiona y ora

¿Cómo ha utilizado Dios la oración intercesora para fortalecerte? ¿Cómo te mantiene preparado para orar?
Señor, afírmame en la oración mientras crezco en la comunión contigo y con los demás.