Dios ha preparado obras para que las hagamos con entusiasmo y prontitud en su nombre. Sin embargo, a veces vacilamos. Además de leer la Biblia, orar y diezmar, los creyentes también podemos demorarnos en:
- Servir en la iglesia. Primera de Pedro 4.10 (NVI) dice: “Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando bien la gracia de Dios en sus diversas formas”. Al examinarnos, podríamos descubrir que evitamos lo que nos asusta o lo que sentimos que no podemos hacer.
- Compartir nuestra fe. Podemos sentir ansiedad por cómo expresarnos o por la manera en que reaccionarán las personas, pero nuestra responsabilidad es plantar la semilla, y el Señor se encargará de hacerla crecer (1 Co 3.6-9).
- Rendir nuestra voluntad al Señor. Pensar en ceder el control a Dios puede dar temor, pero la verdadera sumisión dice: “Señor, estoy dispuesto a hacer tu voluntad y obedecer tu Palabra”.
El Señor nos ha pedido que seamos sus embajadores para representarlo ante un mundo que sufre (2 Co 5.20). Por lo tanto, debemos hacer todo lo posible por actuar sin vacilación. ¿Cuáles áreas de su vida le vienen a la mente al pensar en esto?
BIBLIA EN UN AÑO: SALMOS 85-89