La vida cristiana se enriquece maravillosamente con las promesas de Dios, tanto para hoy como para el futuro. Podemos confiar en todo lo que nuestro Padre celestial nos ha dicho, porque su Palabra lo muestra…
- Veraz. El Señor sabe lo que es verdad y habla con sinceridad en todos los asuntos. También es omnisciente y entiende todo (He 4.12, 13). Sus promesas se basan en su conocimiento infinito y exactitud.
- Fiel. La Biblia compara al Señor Jesucristo con un pastor que “recoge a los corderos en sus brazos; los lleva junto a su pecho”(Is 40.11 NVI). Lo que Él ha planeado para nosotros, lo llevará a cabo (Fil 1.6).
- Amoroso. El amor de Dios por la humanidad se demostró en la cruz. Esta es la prueba suprema de su amor a nosotros.
- Todopoderoso. Por medio de su poder divino, el mundo fue creado y la muerte fue vencida. Por eso sabemos que Dios cumple todos sus planes y hace lo que ha prometido.
Una promesa solo tiene valor si quien la hace es confiable. Nuestro Padre es veraz, fiel y todopoderoso. Porque tenemos la seguridad de que Él cumplirá lo que ha dicho, podemos basar toda nuestra vida —cada decisión y acción— en sus promesas.
BIBLIA EN UN AÑO: JUAN 4-5



