Jesús, ¿cómo estás orando por mí? Nunca había pensado preguntar esto hasta que mi amigo Lou compartió cómo había clamado de corazón a Cristo cuando enfrentó una situación que requería más sabiduría y fortaleza que la que era capaz de reunir. Escucharlo expresar esta pregunta en oración me ha ayudado a agregar una dimensión a mis oraciones.
En Lucas 22, no había ningún misterio respecto a cómo estaba orando Jesús por Simón Pedro: «Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte» (vv. 31-32). Cuando Pedro fue golpeado por la prueba, su fe tambaleó. Pero por la gracia de Cristo, no le faltó.
El libro de Hechos relata cómo la oración de Jesús por Pedro —su ardiente pero débil discípulo— fue respondida. Dios lo utilizó para predicar la buena noticia de Cristo, tanto a judíos como a gentiles. Y el ministerio de oración de Jesús no ha terminado. Pablo nos recuerda: «Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros» (Romanos 8:34). Cuando te encuentres agonizando en pruebas o tentaciones, recuerda que Jesús, quien oró por sus discípulos, sigue orando por los que han creído en el mensaje de ellos acerca de Él (ver Juan 17:13-20).
De: Arthur Jackson