Tito 3.4-7

La vida cristiana es eso: una vida, no solo un conjunto de reglas. Por desgracia, algunos creyentes ven nuestra fe solo como una lista de cosas que hacer y no hacer. La reducen a una especie de fría fórmula matemática: la gracia salvadora de Cristo, más buenas obras, menos malas obras, es igual a justicia.

Pero esto va en contra de la Biblia. El Señor no solo condenó la religión opresiva de los fariseos; también ofreció libertad por medio de la gracia (Mt 23.1-4Jn 8.36). Ni cumplir la ley de Dios por esfuerzo propio, ni adherirse a normas, nos hace libres.

Al aceptar la gracia salvadora de Cristo, la persona recibe una nueva vida y es transformada (ver Ro 6.4). La mente y el corazón cambian, y Cristo vive en el creyente. El Espíritu Santo fluye en él como savia en una vid, llenando con fuerza lo que antes era debilidad.

Solo las obras hechas por el Espíritu Santo tienen valor espiritual duradero. ¿Por qué depender de nosotros mismos si Él nos da poder para cumplir los propósitos del reino? Hacer el bien por nuestras fuerzas, aunque con buenas intenciones, puede causar agotamiento. En lugar de eso, ríndase al Señor Jesucristo. Él es su vida; confíe en que Él lo transformará por completo.

BIBLIA EN UN AÑO: MIQUEAS 5-7