Salmo 100

Todos conocemos personas que han enfrentado problemas de salud, problemas económicos y otros desafíos. ¿Cómo debemos entender estas situaciones a la luz de lo que la Biblia enseña sobre la bondad y el amor fiel del Señor para con nosotros?

Primero, el carácter de Dios es perfecto, y todo lo que hace es correcto (Dt 32.4). “Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia” (Sal 103.8). Por naturaleza, Dios es bueno. Segundo, la manera en que nuestro Padre celestial expresa su bondad se basa en su propósito de conformarnos a la imagen de Cristo.

La mayor demostración de la bondad de Dios se ve en su Hijo. El Señor Jesucristo dejó su hogar celestial, se hizo hombre, sufrió y murió en nuestro lugar para que pudiéramos ser perdonados (Fil 2.6-8). Por eso, al confiar en Él, somos adoptados como hijos en la familia de Dios y se nos promete un hogar eterno en el cielo.

Nuestra idea de una vida buena suele incluir cosas como abundancia económica, salud y ausencia de problemas. Sin embargo, Dios ve con perspectiva eterna y siempre actúa para cumplir su plan a largo plazo para nosotros. Por eso, podemos confiar en su bondad, incluso en medio de la oscuridad.

BIBLIA EN UN AÑO: ISAÍAS 46-49