La muerte de su esposo inició un período de transición para Nora. Se hizo cargo de su negocio de ferretería y cuidó sola de sus tres hijos. «Sé fuerte», le decían a menudo sus amigos. Pero ¿qué significa eso? —pensaba ella—. ¿Que debo cumplir sin falta con mis responsabilidades?

Dios le dio grandes responsabilidades a Otoniel en una época de transición para Israel. Como disciplina por la idolatría de la nación, Dios los había entregado «en manos de Cusan-risataim […]; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años» (Jueces 3:8). Bajo el cruel rey de Mesopotamia, los israelitas «clamaron […] al Señor», y Él les «levantó un libertador» (v. 9): Otoniel, cuyo nombre significa «la fortaleza de Dios».

Como primer juez de Israel, Otoniel no tuvo ningún predecesor que lo ayudara. Este líder militar tenía que guiar a los israelitas para que volvieran a vivir su pacto con Dios y defenderlos de sus enemigos. Pero como «el Espíritu del Señor vino sobre él» (v. 10), triunfó. Con la fortaleza de Dios sosteniendo el liderazgo del juez, «reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel» (v. 11).

¿Cómo podemos «ser fuertes» de verdad? Al saber que no somos fuertes y confiar en que Dios nos dará su fuerza. Nos basta su gracia, pues su poder se perfecciona en la debilidad.

De:  Karen Huang

Reflexiona y ora

¿Cómo has intentado «ser fuerte»? ¿Cómo influye la historia de Otoniel en tu comprensión de la fortaleza?
Padre, que pueda descansar en tu fuerza.