1 Pedro 4.7-11

Al convertirnos en seguidores de Cristo, nuestra perspectiva de la vida debe transformarse. Ya no somos el centro de nuestra existencia; ahora lo es Cristo (Ga 2.20). Adoptar una cosmovisión cristiana es clave, pues nuestras creencias guían nuestra conducta.

Como creyentes, debemos buscar en la Biblia respuestas a las grandes preguntas de la vida: ¿De dónde vengo? (Gn 1); ¿Qué sucede cuando muero? (Jn 14.1-4); ¿Por qué actúa así la humanidad? (Ro 3.9-18); ¿Cómo sé qué es correcto? (2 Ti 3.16); ¿Cuál es mi propósito? (Is 43.7). Tener una cosmovisión cristiana nos lleva a pensar y vivir de forma que agrada a nuestro Padre celestial.

La pregunta más vital es: ¿Qué es importante para Dios? Por medio de la Biblia, aprendemos que toda la naturaleza declara la gloria de Dios (Sal 19.1), que el objetivo principal del hombre es glorificar al Señor, y que la venida al mundo de Jesucristo en forma humana reveló la gloria de Dios.

Con facilidad nos inclinamos a creer que el mundo gira en torno a nosotros, y que la obra del Señor se trata más que todo de nuestras necesidades, deseos y deleites. Pero la verdad es que la vida se trata de Dios y de exaltarlo. Cambiemos nuestra manera de pensar, inclinémonos con humildad ante nuestro Padre celestial y unámonos a otros para alabarlo.

BIBLIA EN UN AÑO: ISAÍAS 19-22