Juan 12.24, 25

La mayoría de nosotros preferiríamos vivir sin dolor. Sin embargo, Dios puede hacer, y de hecho hace, una gran obra en nuestra vida durante los tiempos de adversidad.

En el pasaje de hoy, el Señor Jesucristo explica el principio del quebrantamiento por medio de una metáfora que compara nuestra vida con un grano de trigo. Si tenemos un grano en nuestras manos, no sucederá nada. Si lo colocamos con mucho cuidado en un frasco o en un estante para guardarlo, solo se quedará allí. Mantenido a salvo, el grano permanecerá sin ningún cambio.

Cuando un grano se siembra en la tierra y pierde su capa protectora, sucede algo sorprendente: brota y crece hasta convertirse en una planta diferente, útil y hermosa. Este nuevo tallo producirá más granos que a su vez serán sembrados, y así el ciclo se repite, dando lugar a muchos tallos de trigo. Todo este proceso comienza con el quebrantamiento del grano, que es necesario para dar vida nueva.

El Señor no solo habló de este ejemplo, sino que lo vivió. Tras sacrificarse, fue quebrantado y “puesto en la tierra”. De ese quebrantamiento vino vida nueva para todos (Is 53.5). ¿Se siente quebrantado hoy? Recuerde que Dios no le ha abandonado; puede estar guiándole hacia crecimiento y gozo renovados.

BIBLIA EN UN AÑO: MATEO 8-10