A menudo pensamos que las demoras no son importantes y nos convencemos “de que nadie se ve realmente perjudicado por lo que posponemos”. Sin embargo, con el tiempo, nuestras decisiones pueden formar un patrón perjudicial. En la lectura de hoy, el gobernador Félix pospuso tomar una decisión sobre Cristo y, al final, le dio la espalda por completo.
Para volver a encarrilarnos, debemos cambiar nuestra actitud en cuanto a la vacilación, reconociendo el problema y notando dónde posponemos constantemente la acción. Confesar que la dilación tiene dominio en nuestra vida es un paso importante, así como decidir apartarnos de ella.
Debemos vivir con decisión, usando la Palabra de Dios contra las dudas y la incomodidad. La Biblia nos dice que somos nuevas criaturas, libres del pecado (Ga 5.1). Recordemos que Cristo es nuestro Señor y Salvador, y a través de su resurrección, nos da todo lo que necesitamos. Su gracia convierte nuestra debilidad en fortaleza (2 Co 12.9) y nos da la victoria (Ro 8.37).
Si ordenamos nuestra vida basándonos en las Sagradas Escrituras, viviremos por fe en lugar de por sentimientos. El Señor ofrece ayudarnos a eliminar la vacilación y la indecisión. ¡No posponga aceptar su invitación!
BIBLIA EN UN AÑO: SALMOS 90-94