Salmo 25.8-13

Para experimentar la plenitud de la bondad de Dios, debemos honrarlo eligiendo el camino de la sumisión y la obediencia. Él nunca nos negará su bondad cuando andamos en rectitud (Sal 84.11).

Con amor y sabiduría, el Padre celestial ha diseñado un plan único para cada uno de sus hijos (Jer 29.11). Como no hay dos personas iguales, cada camino será diferente. Comparar lo que Dios hace en nuestra vida con lo que hace en la de otros puede llevarnos al desánimo y al juicio erróneo. No tenemos la sabiduría ni la perspectiva eterna para entender todas las dificultades, pero sí podemos confiar en que Él está obrando por medio de ellas.

Cada paso en el camino de Dios implica elegir seguirlo con constancia. Cuando apartamos la mirada de Cristo y nos enfocamos en lo que otros tienen, podemos llegar a sentir que nos perdemos experiencias o posesiones valiosas. Pero apartarnos de su camino, como les ocurrió a Adán y Eva, solo conduce a la pérdida.

Tómese un tiempo para preguntarse: ¿Estoy en el camino que el Señor ha elegido para mí, o me he desviado para seguir otra dirección que parece buena? Crear nuestro propio camino e ignorar la bondad y la abundancia del camino del Señor nunca es una buena idea porque solo Él conoce el camino que debemos tomar.

BIBLIA EN UN AÑO: ISAÍAS 15-18