Mi desgastada minivan tiene una pantalla digital con la función «Autonomía». Da un conteo regresivo preciso del kilometraje. La mayoría de los autos más nuevos tienen esta función. Es muy útil saber exactamente cuánta distancia puedo recorrer antes de necesitar llenar el tanque de gasolina para evitar quedarme varado.
¿Sabías que los Diez Mandamientos proporcionan una especie de analogía antigua de esa función? Se llama día de reposo. En Éxodo 20, Dios nos dice que después de seis días, quedamos metafóricamente sin gasolina: «Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para el Señor tu Dios; no hagas en él obra alguna» (vv. 8-10).
Podríamos ser tentados a ignorar este mandamiento. Después de todo, las prohibiciones respecto a mentir, robar, asesinar, cometer adulterio, codiciar y ser idólatras (vv. 1-17) parecen bastante obvias. Pero ¿descansar un día por semana? ¿Es eso realmente importante?
Quizá creamos que podemos «hacer trampa» en esto. Pero la invitación es a descansar, dejar de trabajar, recordar que Dios es quien nos provee y no nuestra labor constante.
¿Distancia hasta vaciarse? Seis días. Y en el séptimo, Dios nos invita a descansar, reponer energía y desechar la idea de que todo depende de nosotros.