En el «Diccionario de penas oscuras», John Koenig ofrece una colección de nuevas palabras, cada una inventada para dar nombre a sentimientos complicados para los que antes no teníamos un término. Incluye palabras como dés vu, «la conciencia de que este momento se convertirá en un recuerdo», y onism, «la frustración de estar atrapado en un solo cuerpo que habita en un solo lugar en un momento dado». Koenig dice que su misión es arrojar luz sobre todas las experiencias únicas y extrañas de ser humano, para que las personas puedan sentirse menos solas cuando las atraviesan.
Mientras que no siempre podemos encontrar una palabra para esas situaciones, los creyentes en Jesús pueden sentir consuelo en saber que Dios valora y entiende lo que es ser una persona humana. Valora tanto a la humanidad que decidió confiarle el cuidado de la creación (Hebreos 2:7-8). Y gracias a Jesús, entiende por completo qué implica la vida del ser humano. Cristo es Dios hecho plenamente hombre, por eso los creyentes son llamados «hermanos» de Jesús (v. 12).
Además de entender todas nuestras experiencias y tentaciones (4:15), Cristo también destruyó «el imperio de la muerte» sobre nuestras vidas (2:14). Por eso, no debemos temer ni sentirnos solos, sino celebrar el regalo de ser humanos.