Mateo 6.7, 8

¿Ha observado usted alguna vez a padres de niños pequeños? En medio de un torbellino de actividad, atienden las necesidades de sus hijos: evitan derrames, limpian narices y dan abrazos, ¡todo a la vez! Estos padres entienden lo que sus pequeños necesitan, incluso cuando no lo pueden expresar.

A veces nos cuesta vernos como niños. Al observar a los pequeños siempre necesitando algo, olvidamos que nosotros también somos así, solo que en cuerpos adultos. Pero tenemos un Padre que ya conoce nuestras necesidades (Mt 6.8), aunque a menudo actuamos como si debiéramos decirle cómo resolverlas.

¿No es curioso? Si se les preguntara, la mayoría de los cristianos diría sin dudar que Dios lo sabe todo. Sin embargo, muchas veces no oramos como si creyéramos realmente eso. En vez de confiar en su sabiduría, le pedimos que actúe según nuestras propias ideas de lo que creemos más adecuado.

Dios sí quiere que hablemos con Él sobre lo que está en nuestro corazón. Pero, al mismo tiempo, debemos recordar que Él realmente sabe lo que necesitamos incluso antes de que oremos por ello (Sal 139.2-4). Pídale que hable a su corazón dispuesto a escuchar. Recuerde que Él ya tiene la respuesta y está esperando la oportunidad de compartirla con usted.

BIBLIA EN UN AÑO: HECHOS 12-13