En 1890, el ornitólogo amateur Eugene Schieffelin decidió soltar 70 estorninos europeos en el Central Park de Nueva York. Aunque se incorporaron varias especies, la anidación de los estorninos fue la primera en documentarse. Ahora hay unos 85 millones de esas aves aleteando por el país. Lamentablemente, los estorninos son invasivos; alejan poblaciones de aves nativas, diseminan enfermedades en el ganado y causan daños por unos 800 millones de dólares al año. Schieffelin jamás imaginó el daño que generaría su decisión.
Las decisiones pueden tener consecuencias enormes. Aunque advertidos, Adán y Eva no previeron las desastrosas ramificaciones de su decisión en toda la creación. Dios había dicho: «De todo árbol del huerto podrás comer» (Génesis 2:16), excepto de uno: el árbol «que está en medio del huerto» (3:3). Pero engañada por la astuta serpiente, Eva «tomó de su fruto, y comió» (v. 6). Luego Adán también decidió comerlo. Tanta destrucción, sufrimiento y ruina por causa de una decisión.
Cada vez que ignoramos la sabiduría de Dios y elegimos otro camino, es una invitación a la catástrofe. Nuestra decisión podría parecer insignificante o que solo nos afecta a nosotros, pero puede llevar fácilmente a un mundo de problemas. Elegir el camino de Dios lleva a una vida floreciente.
De: Winn Collier