Hebreos 4.14, 15

A menudo intentamos consolar a quienes atraviesan momentos difíciles, pero a veces nuestras palabras bien intencionadas solo aumentan el dolor. Frases como “te tengo en mis oraciones” o “lo entiendo” pueden sonar vacías si no hemos vivido algo similar. Todos anhelamos ser comprendidos, y el pasaje de hoy nos recuerda que nuestro Salvador en verdad nos entiende, pues también enfrentó luchas como las nuestras.

El autor de Hebreos presenta a Cristo como nuestro Sumo Sacerdote. Cada año, el sacerdote entraba al Lugar Santísimo para ofrecer un sacrificio por el pecado, actuando como puente entre el pueblo y Dios. Cristo no solo asumió ese papel, sino que Él mismo fue el sacrificio al morir en la cruz. Ahora está a la diestra del Padre, intercediendo por nosotros (Heb 1.2–4; 7.25).

Eso es muy alentador, pero más que eso, sabemos que el Señor de verdad comprende nuestro dolor y nuestra debilidad. Él enfrentó las mismas tentaciones, necesidades y heridas que nosotros experimentamos.

Si usted se siente solo en medio de las dificultades que enfrenta, recuerde las pruebas y los sufrimientos del Señor Jesucristo. Encontrará consuelo al saber que Aquel que le ama sin medida entiende exactamente cómo se siente.

BIBLIA EN UN AÑO: LUCAS 2-3