Hechos 9.1-19

Cuando las personas reciben una buena noticia, ¿qué hacen?: ¿Guardarla en secreto o compartirla con otros que pueden alegrarse con ellas? Lo segundo, por supuesto. Esa es la razón por la que Pablo hablaba a otros sobre la salvación; era una buena noticia que no podía guardarse.

Dios salvó a Pablo en el camino a Damasco, y por eso dedicó su vida a difundir el evangelio. Lo hizo por gratitud, pero también porque quería ofrecer esperanza a un mundo necesitado (1 Ti 1.15, 16).

El mensaje de Pablo era que Dios envió a su único Hijo, Jesucristo, al mundo como ser humano. Mediante su muerte en la cruz, el Señor Jesucristo redimió a la humanidad, y todos los que lo reciban como su Salvador serán perdonados.

Pablo entendió que el evangelio debía ser compartido, pero no solo con quienes lo rodeaban; ¡tenía que contarles a todos! Algunos aceptarían la verdad, mientras que otros la rechazarían. Pero Pablo no era responsable de su reacción. Su tarea era simplemente hablar de Cristo.

¿Siente usted el mismo gozo y gratitud que sentía Pablo? Ore para que Dios le dé valentía y sabiduría para compartir el evangelio con los demás.

BIBLIA EN UN AÑO: HECHOS 5-7