Por haber sido salvos por la fe en Cristo, le expresamos nuestro amor y gratitud mediante nuestra devoción. El estudio diario de la Biblia y la oración deben ser parte de nuestra rutina, y nuestro compromiso con el Señor se refleja en la obediencia, humildad servicio.
Obediencia. Aunque David no fue perfecto, su anhelo fue obedecer al Señor. En Juan 14.15, Cristo nos enseña: “Si me amáis, guardad mis mandamientos”.
Humildad. Tras derrotar a Goliat, David fue llamado al servicio del rey y puesto al mando de los hombres de guerra. A pesar de las alabanzas de las multitudes, se mantuvo leal a Saúl y aguardó el tiempo de Dios para ocupar el trono. Incluso siendo rey, David conservó su humildad, al reconocer que sus logros eran fruto de las acciones de Dios, no de sus propios méritos (2 S 7.18).
Servicio. Ya fuera David un humilde pastor o un poderoso rey, su objetivo era seguir a Dios y servirle. Este hombre conforme al corazón de Dios estaba completamente dedicado a su Señor. Las acciones de David reflejaban su humildad y su deseo de agradar al Señor. Que su ejemplo le inspire a tomar pasos diarios para expresar su entrega al Señor Jesucristo.
BIBLIA EN UN AÑO: SALMOS 112-118