Salmo 121.1-3

En el Salmo 121, David describe la seguridad que encontró en el Señor. Durante los siguientes dos días, examinaremos de cerca varios versículos para entender mejor la seguridad que también nosotros disfrutamos.

  • “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (Sal 121.1-2). En tiempos de David, los ladrones vivían en las montañas, acechando a los viajeros. Como pastor de ovejas, David enfrentaba peligros tanto de ladrones como de animales salvajes. Nuestras vidas pueden ser igual de peligrosas, pero el Señor es nuestro ayudador y es el único capaz de protegernos por completo.
  • “No dará tu pie al resbaladero” (Sal 121.3). Dios ha provisto todo lo que necesitamos para evitar el pecado. El Espíritu Santo nos dirige y nos da poder; la Palabra de Dios ilumina nuestro camino para que no caigamos. Él nos sostiene, permitiéndonos andar en sus caminos.

Estos primeros versículos del salmo subrayan la capacidad del Señor para protegernos en tiempos de peligro, ya sea a causa de otros, de las circunstancias o de nuestro propio pecado. Afortunadamente, tenemos un Dios que, con amor, nos guía hacia la seguridad.

BIBLIA EN UN AÑO: SALMOS 95-102