Cuando piensa en Dios, ¿qué le viene a la mente? Las personas suelen ver a Dios según su necesidad o situación, pero su carácter abarca mucho más de lo que podemos comprender. Es esencial estudiar las Sagradas Escrituras para aprender todo lo que podamos sobre Aquel a quien adoramos.
Hoy nos enfocaremos en un atributo: su grandeza. Isaías 40 nos dice que Dios es más grande que la creación (Is 40.12), pues todo lo que vemos fue hecho por Él. Está por encima de las naciones, los ídolos y el mundo entero, incluso sobre los cielos y las galaxias (Is 40.22, 23, 26).
Los pensamientos y los caminos de nuestro Padre celestial son mucho más grandiosos que los nuestros (Is 55.9) y más elevado en comparación con lo que somos capaces de entender. Salmo 93.1 declara: “Jehová reina; se vistió de magnificencia; Jehová se vistió, se ciñó de poder”.
Considere al asombroso Dios a quien servimos. Él de verdad es digno de nuestra alabanza. Cuando captamos incluso una fracción de su grandeza, nuestra respuesta debe ser la adoración humilde. Después de todo, ¿quiénes somos nosotros para que un Dios como este desee nuestra amistad, tanto así que envió a su Hijo a morir por nuestros pecados?
BIBLIA EN UN AÑO: SALMOS 50-54
