Imagínese que está en un evento deportivo profesional. Miles de personas vitorean ruidosamente, como si sus gritos pudieran llevar a su equipo a la victoria. ¿Cuántos creyentes conoce usted que ponen esa misma pasión e intensidad en su fe?
En su carta a la iglesia en Tesalónica, el apóstol Pablo se regocijó por la pasión de la congregación al hablar al mundo acerca de Cristo. Dado que la ciudad era un puerto marítimo lleno de actividad, la iglesia captaba la atención y el interés de todo el mundo. Los viajeros escuchaban el evangelio y luego lo llevaban de vuelta y lo compartían en sus comunidades.
Pablo alabó a los tesalonicenses “porque saliendo de vosotros, la palabra del Señor ha resonado” (1 Ts 1.8 LBLA). El apóstol pintó una poderosa imagen con palabras. El verbo griego que usó se refiere a un sonido que se proyecta como un toque de trompeta o un trueno. Así que Pablo alabó a los tesalonicenses por ser megáfonos vivientes que proclamaban a Cristo.
Si usted es un “fan” del Señor, entonces tiene la responsabilidad de compartir con el mundo quién es Él y lo que ha hecho por usted. ¡Grítelo desde los tejados! ¡Llene estadios con su alabanza! No solo muestre a las personas que le rodean cuál es su equipo favorito. Asegúrese de que también sepan quién es su Salvador.
BIBLIA EN UN AÑO: 2 REYES 24-25